01

nov. 2012

Arena en los calzones

Jorge Valle en la City

Aprovechando la visita de mis amigos llevo bastantes días viajando por Utah y alrededores  y escalando. Comenzamos en la City de Idaho adonde llegamos un día frío y luminoso de otoño. Es un buen sitio para familiarizarse con la fisuras habituales del país.  Un paisaje con vacas y cowboys a caballo ondeando el lazo frente a tu coche. Por las noches hiela y por las mañanas te despierta el ruido del viento meciendo las hojas de los árboles. De la City he escrito otras veces pero esta ha sido la primera  que he ido con mis amigos  de España a trepar, un placer.

 

Pasados unos días nos volvimos a encontrar en el desierto, en Moab. Esta ciudad del sureste de Utah se ha convertido en el epicentro de la escalada en el desierto, pero también es un lugar interesante por otros motivos. En un estado como Utah, Moab se dibuja en el mapa como un soplo de aire fresco en mitad del caluroso desierto de un estado ultra religioso y conservador.  Sólo con entrar en la librería a la entrada del pueblo te das cuenta de ello. En sus estantes descansan entre muchos otros decenas de libros de Edward Abbey, tomos ilustrados,  ediciones raras y viejas, solo por poder disfrutarlas merece la pena aprender inglés.

Y cerca de Moab, el paraíso de las fisuras: Indian Creek.  Con muchos adjetivos de define la escalada en esta zona pero tal vez el que más se escuche sea el de perfecto: fisuras perfectas. Parece que la perfección de sus líneas es lo único que tranquiliza al escalador en un lugar donde la escalada se caracteriza básicamente por el sufrimiento. Aguantar el dolor que te produce empotrar manos y pies y el esfuerzo  que supone el progresar por ellas asegurándolas. A veces recorres una fisura aguantando el dolor y el miedo mientras ves como  restos de sangre salpican sus perfectos labios paralelos, pero cuando bajas al suelo temblando y con las manos doloridas solo aciertas a decir:

Muy bonita, es una fisura perfecta

Pero la escalada en esta zona cobra su quintaesencia en las torres del desierto. Huir de un lugar siempre de moda como es Indian Creek  lleno de gente fuerte de todo el mundo para recorrer muchas millas por una pista embarrada y alcanzar la base de cualquier torre remota y solitaria te aproxima a la esencia de esta actividad. Esto de subir por torres de barro nace en los años 50 y 60  alimentado por un espíritu marginal y provocador, el mismo que enardece en la Banda de la Tenaza  a Hayduke y  compañía en sus delirantes viajes por el desierto para  volar la presa de Lake Powell o destrozar otras huellas menores del progreso humano. De esta manera una serie de personajes salvajes en vaqueros y con camisa, montados en cacharros salidos de películas de gangsters recorrían el desierto buscando nuevas torres a las que encaramarse. No hay viaje de escalada al desierto  sin subida a alguna de sus torres.

Tras una semana terminamos este viaje, Chris y yo subiendo a Owl s Rock en el Parque Nacional de Arches.  Desde su cima, poco más ancha que una mesita de té, se divisa un paisaje infinito de una claridad abrumadora: Un desierto rojo de fuego salpicado por agujas que se elevan hacia el  cielo como tótems de tribu.

Mañana vuelvo a Moab par seguir retransmitiendo.