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may. 2014

Arena en los calzones. Un viaje por el Oeste. Cerrando el círculo.

DESCOLGANDO LAS MOCHILAS EN EL PRIMER RÁPEL

Llegó la hora de hacer posiblemente el último viaje al desierto. Por lo menos este año. Había que, al menos, pasar fugazmente por algunos de esos sitios que durante mucho tiempo estaban sonando en mi cabeza de manera un poco obsesiva, pidiendo a gritos una visita. El mayor John Wesley Powell, del que alguna vez he hablado: manco, enjuto, con largas barbas, comparado en una famosa descripción con un trozo de jerky, recorrió por primera vez el río Green River en el año 1869. Su viaje continuó, convirtiéndose, también, en la primera expedición en descender el Gran Cañón del Colorado. A su paso por el sinuoso tramo situado antes de la Confluencia (con el río Colorado) y absorto ante semejante paisaje decidió llamarlo Laberynth Canyon. Se trata de un estrecho serpenteante entre paredes de arenisca de cientos de metros de altura, de gran belleza y múltiples meandros. Antes de marchar de Utah tenía que remar parte de las aguas de ese laberinto y nuestro viaje giró en torno a este tramo del río. Mi amigo Mikel se unió a la aventura. El primer problema era acceder hasta el Green River.

Las historias ha de ser un impulso que acicate el interés por descubrir una zona. Aunque sea en mitad del desierto, en un lugar abandonado, retirado y solitario como pocos, donde a simple vista parece que mucha historia no vaya a haber. Incluso en estos sitios el testimonio de personas o incluso civilizaciones antiguos permanece. Uno de los cañones adyacentes al Green River es Keg Spring. Uno de los posiblemente miles de cañones que desembocan sus efímeras aguas en el Green River o en el Colorado, uno más, sin embargo con algo de historia en sus profundidades. Algo tan sutil y aparentemente poco relevante como una pequeña inscripción tallada en sus paredes. Lo suficiente para llamar mi atención en esa tierra desolada de increíbles luces y belleza. Una inscripción de un cuatrero, de unos bandidos refugiados en estos cañones ocultos bajo la tierra, aislados hoy en día y tremendamente remotos hace más de un siglo. Bill Tibbet fue capturado y apresado acusado de haber robado unos caballos, corría el año 1924 y acabó junto a su primo dando con sus huesos en la cárcel de Moab. Con algo de ayuda del exterior lograron escapar y descendieron río Colorado abajo huyendo de la ley. Pasaron más de un año escondidos en estas tierras y en estos cañones, los mismos que sirvieron de guarida a Bucht Cassidy y a su famosa Wild Gang. Bill Tibbett labró en la delicada pared de arenisca de Keg Spring Canyon una inscripción con su nombre y fecha. El último forajido de la época del Salvaje Oeste. ¿Encontrar esa inscripción, no era de por sí un buen motivo para alcanzar este lugar?

Por supuesto que no la encontré, pero nos lo pasamos muy bien. Recorrimos algo más de cincuenta kilómetros a pie, en bici y a remo. Nos cayó una tormenta, sopló el viento en contra levantando olas en un río normalmente manso como burro domado. Descendimos un cañón y remontamos otro, nos quedamos sin agua en el desierto, que es un clásico, y nos perdimos buscando unas bicis abandonadas a su suerte dos días antes. Para quien quiera información más pormenorizada del viaje aquí puede encontrar un relato del mismo, acompañado de un vídeo que ha montado mi amigo y compañero de viaje Mikel García.