02

dic. 2013

Biblioteca perdida. Arctic Island Hunter.

Mi madre tiene una librería. Por eso a veces se me olvida el placer de remover y rebuscar entre libros viejos esperando encontrar algún tesoro. Donde vivo no hay librerías demasiado bonitas, están siempre o casi siempre acompañadas de un Starbucks  donde el personal lee libros de autoayuda o manuales para hacer dinero.

En el desierto, donde viajo a menudo,  hay una que me encanta. Los libros viejos se juntan con los nuevos y hay estantes y estantes de madera con volúmenes de viajes y aventuras en perfecto desorden. Entre ellos encontré, junto al del montañero que  se corta un brazo atrapado por una piedra ( a pocos kilómetros de aquí), un pequeño libro, antiguo y de portada azúl. Lo abrí.

Paul Adams se cansó de su Londres natal y se fue al Ártico con veinte años. Se fue a vivir a una cabaña de madera, cazar animales para subsistir y vivir el paso de las estaciones en sus carnes. Paul Adams se fue a Svalbard. Se instaló con un trampero legendario de la zona, Hilmar Nois. Se alojó parte del año en una cabaña en la cual dormí hace unos años  y aprendió de su maestro la vida en el Ártico.

Hay pocos libros sobre Svalbard, yo intento coleccionarlos todos. La mayoría se encuentran en los estantes de los centros y museos polares, otros en librerías en mitad del desierto del altiplano del Colorado. Al abrirlo, la humedad de sus páginas parece inundar la sequedad de todo el desierto. Las pegatinas de una colección particular permanecen pegadas a su primera página. Tiene un sello hermoso, una bandada de patos que vuelan sobre la tipografía del propietario. Investigaré. Arctic Island Hunter está editado con sencillez y con ganas de hacer bien las cosas pequeñas. Muchas fotografías en blanco y negro, y mapas se encuentran cada pocas páginas. Un pequeño tesoro en un sitio inesperado.