En el año 2008 me encontraba trabajando en la Antártida recogiendo muestras de agua de lagos de agua dulce remotos y prístinos. Para evitar la contaminación del lago debíamos de navegar por encima de ellos y transportar nuestras barcas hasta las lejanas lagunas. La solución apareció en forma de pequeña barca hinchable que pesaba menos de dos kilos y que se hinchaba con la propia bolsa en la cual iba empaquetado.

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