09
abr. 2013
Hace un año y medio pasé caminando cerca del pico más alto de Utah, King´s Peak. Era otoño y un cielo despejado envolvía la mañana con una luz clara y luminosa. Llevaba cuatro días viajando por las Uintas (Cordillera del norte de Utah donde se rodó y ambientó la película Las Aventuras de Jeremiah Johnson), y la cima del pico, pese a su cercanía, se me antojó como con poca gracia. Un pedregal de cuarcita me separaba de sus 4128 metros y decidí dejar la ascensión para la primavera cuando, para mí, cualquier recorrido con esquís le da mas gracia al asunto. Con la estación recién llegada decidimos, mi amigo Curro y yo, acercarnos a estos valles lejanos e intentar su escalada.
Ya sólo la aproximación hasta sus laderas merece la pena. A cualquier persona poco acostumbrada a recorrer espacios naturales en América le llama la atención lo retirado y desolado del asunto. Una serie de carreteras interminables y solitarias nos condujeron hasta Mountain View, Wyoming, último pueblo antes de adentrarnos en las Uintas. En una gasolinera sacada directamente de La matanza de Texas un gasolinero nos indicó el camino. Le faltaba una oreja, dos dedos y un trozo de pelo. Cuando lograba enfocar uno de sus ojos en el mapa, mientras el otro me miraba, acertaba con exactitud en la enmarañada red de caminos y pistas que recorren la vertiente norte de la Cordillera, para indicarme el mejor de los caminos. Lamentó no acompañarnos para cazar algún alce y yo lamenté que no lo hiciese aunque su cojera nos hubiese retrasado en nuestro plan, ajustado en el tiempo y pergeñado más con el corazón que con la cabeza. La aproximación al King s Peak es larga y su ascenso también. Una pista nevada sumó más de diez kilómetros extra a nuestro plan relámpago de subir y bajar en dos días. Tras recorrer en coche pistas de tierra serpenteantes entre bosques profundos y lagos congelados llegamos al lugar donde calzarnos los esquís y colgarnos los macutones.
Nuestra escalada se convirtió en un paseo por los bosques de las Uintas, célebres en el anonimato cinematográfico. Disfrutamos de las suaves pendientes nevadas y de bandadas de perdices nivales que levantábamos a nuestro paso. La cima del Kings Peak se quedó esperando a, posiblemente, la próxima primavera. Nosotros acampamos en sus laderas mientras la nieve caía suave durante la noche y al día siguiente emprendimos el regreso en silencio.
Fotografías de Juan Carlos Jiménez. Más información en http://www.cota3mil.com