03

oct. 2012

Otoño en Maple Canyon

Me gusta que en cada estación haga el tiempo que corresponda. En invierno ha de helar, en verano debe uno refugiarse en la sombra o en el agua y en otoño tiene que hacer viento que vuele las hojas y tapice el firme con alfombras de colores. Las estaciones y el paisaje de Utah son extremas y su paisaje camaleónico. El estado se encuentra confinado a escuadra y cartabón en una meseta de altura. El sol castiga con justicia cuando aparece, que es la mayor parte de los días, pues gran parte del territorio es de clima desértico y precipita con avaricia. A veces, en verano,  la falta de lluvia concentra la contaminación sobre la ciudad de Salt Lake City durante días y el ambiente es denso como un puré de garbanzos. Los atardeceres son rojos y la luz lleva a la desesperación a más de un fotógrafo. Pero a medida que  se conoce el terreno nuevos lugares aparecen,  zonas de escalada donde se necesitarían varias vidas para trepar por todas sus rutas y paraísos para el caminante o el curioso. Maple Canyon es uno de ellos. La cuarcita predominante en la cadena montañosa de las Wasacht se transforma  en blanda arenisca de color fuego a medida que se desciende hacia el sur, esas torres naranjas que hemos visto todos en tantos finales de películas del Oeste. Pero en Maple Canyon se desciende a las entrañas del altiplano en forma de gargantas labradas en conglomerado y tapizadas de arces ahora en plena efervescencia.  Es otro lugar de fama mundial dentro de la escalada. Permanece a la sombra de otras escuelas famosas como Indian Creek y sus míticas fisuras. Pero es en  esa agradable sombra donde se puede escapar del abrasador sol del desierto y encontrar cientos de itinerarios de gran calidad tallados en su conglomerado.  Ahora el Otoño ha llegado con todo su esplendor y en el fondo de estos cañones se intensifica su carácter de estación transitoria. Es el mejor momento del año para recorrerlo: el ambiente es fresco y el suelo está tapizado de hojas amarillas que crujen a cada pisada. Son cientos las vías que se encuentran en sus paredes, con cortas aproximaciones  y buen equipamiento. Un lugar donde escalar hasta el hartazgo y disfrutar por la noche al calor del fuego y de los amigos, como nosotros hemos hecho.