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ene. 2013

Páginas en blanco 18. Marte.

Han venido mis amigos los marcianos. Desembarcaron un día de niebla densa en la playa, ya con apenas elefantes. Veteranos de varias campañas acuden a esta zona con la intención de estudiar el permafrost. Los resultados se aplican a un programa espacial de investigación del suelo marciano, en concreto al permafrost que ahí se encuentra. Yo pienso que, a veces, la sensación que se tiene cuando se pasea por el interior de la península es similar a la de los astronautas en el espacio. El viento y la niebla están casi siempre presentes y por ello uno se ha de cubrir casi todo el cuerpo, ojos y cara incluida. Los relieves del lugar son suaves y el firme está compuesto  por tierra y pequeñas rocas de aspecto quebradizo. Se parece a las imágenes que hemos visto del hombre en la luna o a la de muchas películas del espacio. Pero el color no es grisáceo sino ligeramente marrón, por ello pienso que se debe parecer a Marte o, al menos, así me lo imagino.  La comunicación a menudo es difícil debido al viento y el sonido de la radio es constante. La línea de costa de la Península está llena de vida pero el interior es yermo y austero. Al retornar al iglú después de un día de trabajo en el interior la sensación es como la de volver  a una nave espacial, por fin puedes descubrirte y encontrar un lugar donde hablar y no escuchar el sonido constante de tu respiración. Un refugio donde no estar expuesto a los agentes externos. Un pequeño lugar habitable levantado sobre una parte del planeta no hecha para que el ser humano se instale en ella.

Mis amigos marcianos pasan horas clavando estacas en el suelo y desenterrando aparatos y palos. Yo les ayudo en lo que puedo pero me gusta mirar la emoción que les provoca un puñado de tierra, una piedra más redonda que otra o un trozo de hielo. Trabajan el terreno más pobre y yermo del mundo con el cariño de una señora inglesa al cuidar su pequeño huerto en la campiña. Es una de las cosas que he aprendido de los científicos, la belleza del paisaje a menudo no se puede apreciar con los ojos, no se puede ver.