07
mar. 2014
Hace unos días sobrevolaba el sur de Chile en dirección a su capital, Santiago. He repetido este vuelo decenas de veces y siempre la superficie terrestre aparece cubierta de nubes impidiendo ver sus costas, montañas y glaciares. Pero esta vez la cosa cambió y la tierra aparecía descubierta a la altura de los Campos de Hielo. He pasado muchas horas mirando los mapas de este litoral y su interior, por ello, cuando los contornos comenzaron a dibujarse en seguida reconocí los lugares y su situación. Lugares por los que he pasado a pie o en esquís en años pasados. Con un rápido vistazo desde ella visón, uno se da cuenta que se encuentra ante un paraíso difícilmente mejorable para el packraft. Ante un terreno de juego incomparable. El packraft cumple su papel fundamental en aquellos lugares remotos donde el agua se funde con la montaña, lugares como Alaska, donde se desarrolló, Escandinavia o Patagonia pueden ser paraísos para nuestra disciplina. Por ello al ver toda esa cantidad de fiordos, ríos y lagos, muchos de ellos vírgenes, se despertaron en mi los deseos de volver a explorar estos territorios pero llevando esta vez un packraft en el equipaje.