04
oct. 2012
El cañón de Ogden está parcheado de verde, amarillo y rojo, como una vieja manta multicolor tejida en las tardes de verano. La temperatura ha bajado y ya no hay que encontrar la sombra para ponerse a escalar. Nosotros seguimos buscando el otoño en los cañones de Utah, ahora a menos de veinte minutos de casa. Un lugar que me gusta especialmente y no sé muy bien por qué. La roca es mala, las vías discontinuas y la carretera está cerca. Pero ya le he cogido cariño y poco a poco vamos escalando todas sus vías. Esta vez ha sido el turno de Anoher Friend, un 5.8 de tres largos en el inicio del cañón con ambiente, roca descompuesta y buena compañía: mi amigo Chris. De fondo vuelven a envolvernos el viento, las hojas amarillentas y el ruido del río que busca su camino en el fondo del cañón mientras camiones enormes rugen en el asfalto muchos metros por debajo de nosotros. Al descender en dos rápeles y una canal descompuesta aún hay que llegar hasta el coche caminando en el estrecho arcén, pegándose a la roca cuando pasan los desproporcionados vehículos.