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Me gustan los destinos perdidos a los que se tarda en llegar varias jornadas o incluso semanas. Hace diez días que salí de casa y hoy me acuesto en mi cama de  la base, ya en la Antártida.  Unos cuantos vuelos y un viaje en barco de más de cinco días hasta llegar al archipiélago de las islas Shetland del Sur, en concreto a la Isla Livingston. El barco ha perdido el romanticismo que en un primer momento uno, en su imaginación, podría otorgarle.

El día antes de salir hacia la Antártida llegó a casa el packraft que había encargado. Para los que no lo sepan se trata de una especie de kayak hinchable de gran  ligereza que puedes llevar a cualquier lado pues abulta y pesa muy poco. Con él se están haciendo expediciones muy interesantes en Alaska, lugar donde nació y en otros lugares del mundo.  Es una embarcación pensada para navegar con corriente pero se usa también a la hora de cruzar bahías y lagos. Con él se descienden  rápidos de gran dificultad, por Internet circulan muchos vídeos de descensos por el Colorado y otros ríos con rápidos técnicos.

Por caprichos de un mar en calma y el Internet que funciona puedo acceder a un ordenador de abordo y actualizar el blog. Lo normal sería escribir sobre el viaje que hacemos, a punto de entrar en el Canal de Drake y cruzar uno de los peores mares de la Tierra. Pero mi mente y mis dedos prefieren divagar incluso un poco más de  lo normal y pasar de estos mares de leyenda e historia a un sitio mucho más mundano y decadente: el Wallmart.

Nuevo trailer montado por Daniel Requena sobre nuestra aventura en Canadá y Alaska. Se trata de una pieza dedicada a la empresa de telefonía satélite Biccom que nos ayudó en nuestro viaje de agosto y septiembre 2012. Espero que os guste:

Estados Unidos es un país que se presta a viajar en coche. Las carreteras son anchas y conectan desiertos con ciudades, montañas con playas, bosques con llanuras.      A través del cristal sucio del coche se atrapan imágenes de viaje, descuadradas, desenfocadas y veloces. Intentando detener el paisaje sin conseguirlo por un momento. Fotografías desde el coche, rectas interminables y carreteras sin asfaltar, con la lente sucia y el polvo del camino.

 En el desierto hay árboles mitad cactus mitad árbol con las ramas torcidas en ángulos rectos que se retuercen hacia el cielo. Tienen un poco de árbol loco, de árbol histérico, seguro que su salvia es droga potente, como la de algunos cactus que crecen en estos desiertos calurosos durante el día y heladores al caer la noche. Es el árbol de Joshua, que da nombre a un parque nacional cercano a Los Angeles.

 Muchos lugares a los que he viajado me han acabado sorprendiendo más por las personas que en ellos he encontrado que por el lugar en sí. En nuestro último viaje a Alaska hemos conocido a poca gente, pasamos semanas sin ver a nadie pero los personajes que nos hemos encontrado en el camino podrían llenar varias páginas, o capítulos, en un libro de aventuras.

Aprovechando la visita de mis amigos llevo bastantes días viajando por Utah y alrededores  y escalando. Comenzamos en la City de Idaho adonde llegamos un día frío y luminoso de otoño. Es un buen sitio para familiarizarse con la fisuras habituales del país.  Un paisaje con vacas y cowboys a caballo ondeando el lazo frente a tu coche. Por las noches hiela y por las mañanas te despierta el ruido del viento meciendo las hojas de los árboles. De la City he escrito otras veces pero esta ha sido la primera  que he ido con mis amigos  de España a trepar, un placer.

Dicen que Ibontxu Inard visitó Ogden hace muchos años para impartir unas clases y conferencias sobre escalada. De esa visita salieron algunas vías de corte diferente en las profundidades o alturas del cañón de Ogden.  Ayer fue su turno con dudosos resultados. Una fisura de puños de 5.10 donde ninguno de nuestros friends entraba, o mejor dicho donde ninguno se empotraba.

Entre Moab y las Fischer Towers el río Colorado realiza un cerrado meandro que recibe el nombre Big Bend. El río se encajona entre paredes de arenisca coronadas por torres de gran altura. Bajo ellas y junto al río numerosos bloques de piedra descansan tras haber rodado ladera abajo hace miles de años. Es el campo de boulder de Big Bend en cuya sombra te puedes refugiar a resolver los muchos problemas que sus piedras plantean en los días abrasadores del desierto. Después de vagar por las Fisher Towers mi hermana Clarahizo estas fotos.